El trastorno paranoide de la personalidad

trastorno paranoide de la personalidad
Collage de Sr. Emilio

A R.C. le gusta definirse como una persona suspicaz y analítica. Se siente un verso suelto. Ha tenido problemas en todos sus trabajos. Siente que no han sabido apreciar sus cualidades; al fin y al cabo, son todos unos mediocres y unos corruptos. Le han dicho muchas veces que es desconfiado. Él lo atribuye a que le han traicionado demasiadas veces. Es celoso y territorial en sus relaciones afectivas y no tiene amigos íntimos. Seguidor de teorías conspiranóicas, defiende sin complejos que el coronavirus es el resultado de un complot asiático contra occidente. Recientemente ha escuchado el término trastorno paranoide de la personalidad. Muy a su pesar, se ha visto reflejado.

Ser desconfiado, receloso o suspicaz no implica padecer una enfermedad mental. Establecer la frontera entre lo sano y lo patológico es complicado. Un trastorno de personalidad se caracteriza por la presencia una serie de rasgos que operan con rigidez desde la adolescencia o juventud. Éstos dificultan la adaptación a un medio cambiante y provocan la repetición de esquemas de pensamiento, comportamiento o emoción que, de manera consistente, generan sufrimiento y dificultades de integración.

En el trastorno paranoide de la personalidad (TPP) los rasgos característicos son una desconfianza extrema con actitudes defensivas y de suspicacia. La persona acostumbra a sentirse escrutada y a menudo busca razones ocultas que justifiquen motivaciones o actos en los otros.

El rencor y el resentimiento componen el leitmotiv del TPP. Su vida gira entorno a los agravios pasados y la prevención de los futuros. Confiar en el otro compone una tarea ardua. Son resistentes a los intentos de apoyo externo, cualquier observación sobre su vida puede ser tomada como una crítica, reproche o intento de manipulación.

Hipersensibles ante a la ofensa, tienden a leer subtextos hostiles en comentarios inocuos, a sentirse perjudicados por cuestiones ajenas o ser víctimas de múltiples agravios comparativos.

La sospecha de infidelidad asoma frecuentemente y los celos vertebran los conflictos en sus relaciones de pareja. Es común que en las etapas iniciales de la relación aparezcan comportamientos de control y vigilancia, llegando a someter al otro a constantes pruebas de lealtad.

El yo sin embargo acostumbra a salir indemne a su suspicacia. Tienden a atribuir muchos de sus problemas a causas externas, la culpa es de los otros. Normalmente autoindulgentes, los motivos oscuros o la bajeza moral son ajenas. No son “malas personas”, ni mezquinas ni egoístas. La persona con TPP simplemente se defiende en un mundo que cree hostil. La desconfianza puede arrojarla a un aislamiento elegido. y con el ánimo de preservar su seguridad o autonomía, pueden alejarse de las relaciones de intimidad y confianza. Eso sí, con frustración y sufrimiento, ya que anhelan el contacto y la aprobación de los otros.

Las personas con TPP son rígidas en su forma de construir el mundo. Sus creencias, maniqueístas y a veces de tipo conspiranóico, son férreas e inviolables ante cualquier análisis crítico. Es común encontrar una ideología individualista en la que habitan multitud de prejuicios sobre los otros o el sistema. 

Diagnóstico del trastorno paranoide de la personalidad

Se trata de uno de los trastornos de personalidad con menor volumen de investigación. Con inicio en la juventud, la prevalencia en la población general es escasa, oscila de acuerdo los diferentes estudios entre el 0,5% y el 1,5%, y afecta a hombres y mujeres por igual.

Un trastorno de personalidad implica un curso consistente a lo largo del tiempo. Sin embargo, también pueden darse episodios paranoides. Son etapas agudas en las que los rasgos se disparan. La hostilidad o posturas defensivas se agudizan, y la persona afectada se siente el blanco de conspiraciones, críticas o burlas. El detonante acostumbra a relacionarse con la ansiedad o estrés.

Desde un punto de vista clínico, el Manual Diagnóstico DSM V define el trastorno paranoide de la personalidad como un patrón de desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de tal manera que sus motivos se interpretan como maliciosos. No se produce en el curso de la esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de otra afección médica. Comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, manifestándose por cuatro (o más) de los hechos siguientes:

1. Sospecha, sin base suficiente, de que los demás explotan, causan daño o decepcionan al individuo.

2. Preocupación con dudas injustificadas acerca de la lealtad o confianza de los amigos o colegas.

3. Poca disposición a confiar en los demás debido al miedo injustificado a que la información se utilice maliciosamente en su contra.

4. Lectura encubierta de significados denigrantes o amenazadores en comentarios o actos sin malicia.

5. Rencor persistente (es decir, no olvida los insultos, injurias o desaires).

6. Percepción de ataque a su carácter o reputación que no es apreciable por los demás y disposición a reaccionar rápidamente con enfado o a contraatacar.

7. Sospecha recurrente, sin justificación, respecto a la fidelidad del cónyuge o la pareja.

¿Qué tipos de trastorno paranoide de la personalidad existen?

El célebre psicólogo estadounidense Theodore Millon distinguió cinco tipologías de trastorno paranoide. Éstas no deben ser entendidas como definiciones rígidas o excluyentes, sino como diferentes formas de manifestación de los rasgos de personalidad exacerbados. Estas son:

Trastorno paranoide fanático. Emerge de la combinación de rasgos paranoides y narcisistas. La desconfianza parte de su superioridad moral y egocentrismo. Acostumbran a sentirse agraviadas en la espera de un reconocimiento que pocas veces colma sus expectativas.

Trastorno paranoide maligno.  En este caso el mestizaje parte de rasgos hostiles y paranoides. Son personas que viven situaciones conflictivas de manera cotidiana. Bajo el (involuntario) lema, el ataque es la mejor defensa, se protegen del otro con agresividad.

Trastorno paranoide obstinado. En la coctelera encontramos rasgos compulsivos. En este subtipo se conjugan características paranoides y compulsivas, individuos rígidos y con querencia al control, Se muestran como personas disciplinadas, autosuficientes e individualistas.

Trastorno paranoide querulante. Bajo esta etiqueta encontramos rasgos paranoides y negativistas. Es decir, pueden ser personas percibidas como negativas, criticonas, rencorosas o resentidas.

Trastorno paranoide aislado. El rasgo paranoide es matizado por otro evitativo. Ante la percepción de los otros como amenazantes, tienden a aislarse, a evitar situaciones en las que puedan ser injustamente tratados. Resultado del aislamiento, construyen una realidad particular con una hostilidad magnificada.

¿Cómo es el tratamiento del trastorno paranoide de la personalidad?

Su desconfianza dificulta la búsqueda de apoyo terapéutico. Las resistencias son generalmente muy elevadas y el psicólogo/a puede ser percibido inicialmente como un cantamañanas, un manipulador o un aprovechado. El proceso terapéutico debe prestar atención a la conciencia del problema. Al igual que en otros desórdenes de la personalidad, no es pertinente hablar en términos de ‘curación’ sino de una mejor adaptación al contexto y a las exigencias cotidianas. Tampoco se trata de convertirse en otra persona, sino en modular la desconfianza y los estados de alerta, ya que no son adaptativos. La identificación, exploración y análisis de esquemas de conducta, cognición o emoción en el pasado, desde la experiencia presente, son aspectos clave del tratamiento.

La orientación con mejores resultados es la de tipo cognitivo, en concreto algunas de las ‘terapias de tercera generación’. En este grupo encontramos la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia centrada en esquemas y la terapia dialéctico-comportamental (DBT). Mientras la terapia cognitivo-conductual clásica está orientada a la resolución de problemas psicológicos a través del cambio comportamental, estos enfoques ponen el énfasis en la comprensión, aceptación y validación como puntos de partida. 

David Martín Escudero

2 respuestas a «El trastorno paranoide de la personalidad»

  1. Buenas tardes, me encanta este tema. Tengo varias preguntas pero me centraré en una. Como puedes distinguir a una persona con este trastorno de otra a la que de verdad le haya pasado varios episodios en los que otras personas realmente se hayan burlado de ella, se hayan obsesionado con ella, le hayan espiado el móvil y cosas de ese estilo? Aunque los casos sean los menos, si llegan un paciente contando muchos sucesos así, y con una visión muy pesimista de la vida, como averiguas la verdad sin los testimonios de las personas que ella cuenta?

    1. Porque uno acaba viendo lo que quiere ver… como dice el articulo son muy estrictos con los demas pero poco con ellos… si solo ven el agravio, el error y la mentira en los demas y nunca en si mismos siendo todo esto, para atacarles, y reaccionando de manera defensiva y hostil continuamente, ya es suficiente como para determinar que es una actitud paranoica, poco tiene que ver que al final el agravio sea cierto o no, es la actitud ante los demas, buscando siempre el agravio en las acciones y la reaccion lo que determina su condicion.

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