
Estrés y teletrabajo
Aquellos que teletrabajan han sufrido un cambio drástico de hábitos y rutinas. Para muchos ha sido una bendición, pero otros no tanto.
El estrés laboral puede definirse como un conjunto de respuestas cognitivas, fisiológicas y emocionales ante ciertos aspectos adversos o nocivos del trabajo. En otras palabras, constituye una reacción física y psicológica a las dificultades diarias del desarrollo de una profesión. El estrés laboral constituye una de las causas más frecuentes de baja por enfermedad o motivo de consulta.
Generalmente acostumbramos a buscar en el ámbito profesional los factores generadores de estrés. Sin embargo, no debemos olvidar que existen multitud de factores en un nivel psicológico, fisiológico o social que hacen que una persona tenga mayor o menor capacidad para afrontar un entorno laboral estresante.
Los factores laborales generadores de estrés pueden relacionarse con el excesivo volumen o ritmo de trabajo, ya sea constante o discontinuo, la monotonía y repetición de las tareas o peligrosidad o insalubridad de las mismas. También la inestabilidad laboral o miedo al despido, la falta de claridad en cuanto a funciones y responsabilidades o la movilidad geográfica y/o cambios en los turnos. Otros factores se relacionan con la tensión en las relaciones interpersonales, ya sea por la presencia de conflictos o incluso por el acoso o mobbing. Aspectos clave también son la percepción de reconocimiento por parte de empleadores/as, compañeros/as o clientes, o la compensación salarial adecuada.
El estrés laboral puede cronificarse y desembocar en “síndrome de burnout”. Se trata de un proceso gradual y se produce como consecuencia de una tensión física, mental y emocional mantenida en el tiempo. Burnout significa literalmente en inglés “quemado” y se utiliza para describir una situación de total agotamiento o fatiga del trabajador/a. Este síndrome se caracteriza por una pérdida radical de responsabilidad hacia nuestras tareas, desmoralización y abatimiento. Se mantiene una sensación continua de agotamiento emocional, sentimiento de vacío, impotencia, baja autoestima, ansiedad, escasa tolerancia a la frustración, desensibilización hacia los demás y/o comportamiento hostil.
Algunos de los síntomas más frecuentes son:
La intervención terapéutica está dirigida en primer lugar a identificar los factores estresores propios de la situación laboral y personal que vive el paciente. Cada proceso terapéutico se adaptará las particularidades y demandas de cada caso. Algunos aspectos a trabajar son:
Aquellos que teletrabajan han sufrido un cambio drástico de hábitos y rutinas. Para muchos ha sido una bendición, pero otros no tanto.
El burnout implica el desgaste emocional y psicológico producto de un trabajo con altas demandas de empatía y contacto social.
No existe el síndrome. Sí existe el fin del verano. Al menos, para muchos de nosotros. El fin de esos días de relax y desconexión. La playa, la montaña, el trópico o el pueblo quedan atrás y no volverán hasta dentro de un tiempo. En algunos casos la vuelta a la cotidianidad implica un esfuerzo sobrehumano.
Un post sobre esos eslóganes y frases motivacionales tan manidos que, llevados al extremo, nos hunden en esa insana necesidad de proyectar un éxito que nunca llega.
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