TRASTORNOS DISOCIATIVOS

Trastornos disociativos

La característica principal de los trastornos disociativos es la experiencia de desconexión o falta de continuidad entre pensamientos, percepción, conducta o identidad. Se trata de una sensación de fuga de la realidad de involuntaria que afecta al funcionamiento diario de la persona que lo sufre.

El manual diagnóstico DSM V introduce una serie cambios con respecto a su versión anterior. Se elimina el trastorno de fuga psicógena, que queda como una subcategoría de la amnesia disociativa. Se incluye una nueva categoría referente a otros trastornos disociativos especificados, que cumplen los criterios diagnósticos centrales. Asimismo. propone una herramienta, Escala Breve de Disociación (Carlson y Putman, 2009), para la evaluación del grado de severidad del trastorno.

Tipos de trastornos disociativos:

  • Trastorno de identidad disociativo. Se trata de una perturbación de la identidad que incluye al menos dos estados definidos. Se producen lapsus recurrentes en la memoria de acontecimientos cotidianos, o de información personal importante, o sucesos traumáticos. Estos lapsus nos incompatibles con el olvido ordinario.

  • Amnesia disociativa. Incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante. También es incompatible con el olvido cotidiano.

  • Trastorno de despersonalización/ desrealización. Presencia de sensación persistente o recurrente de estar separado de uno mismo, como un observador externo de tus pensamientos, sensaciones, acciones o de tu cuerpo (despersonalización). O bien, te sensación de desvinculación o irrealidad con respecto a las cosas que te rodean, como si estuvieras en un sueño o en una realidad distorsionada (desrealización).

  • Otro trastorno disociativo especificado o no especificado. Presentaciones en las que predominan los síntomas disociativos pero que no cumple con todos los criterios de ninguno de los trastornos de esta categoría. 

¿Cómo orientamos el tratamiento?

Se trata de un diagnóstico que merece una evaluación exhaustiva. El tratamiento debe adecuarse a las características específicas de cada caso. Se trata de una entidad clínica compleja y que rara vez aparece sola. Bajo el paraguas sintomático de conceptos como  identidad disociada, la amensia disociativa o despersonalización, encontramos etiologías muy diversas. La orientación del proceso será diferente en aquellos con comorbilidad o en los que subyace estrés postraumático, un trastorno de ansiedad o un trastorno de la personalidad.

De manera general, tras la evaluación inicial, los primeros esfuerzos terapéuticos deben centrarse en la gestión de los estados ansiosos, del estado anímico y una mejor adaptación del paciente a su entorno. El estrés acostumbra a ser clave en los estados disociativos, y ante los episodios, es común que el paciente plantee esfuerzos estériles para controlarlo. El factor común en el tratamiento de las diferentes entidades clínicas disociativas será la búsqueda pasiva de la experiencia de vinculación a la realidad del paciente.

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