
Limerencia o la obsesión por el amor
La limerencia constituye una forma de obsesión por el amor en la que se alimenta el vínculo afectivo bajo el onanismo del manido y perjudicial “el que la sigue la consigue”
El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia de pensamientos intrusivos persistentes que producen malestar y conductas repetitivas denominadas compulsiones dirigidas a reducir la ansiedad asociada.
Las obsesiones más frecuentes son el miedo a la suciedad o los gérmenes, a ser heridos o herir a otros. También son comunes los pensamientos perturbadores de tipo sexual, paranormal o religioso.
Algunas compulsiones comunes, también llamadas rituales, son:
Generalmente, una persona que padece TOC se da cuenta de que tiene un problema cuando la presencia de obsesiones o compulsiones es suficientemente grave como para interferir en su día a día.
Uno de los cambios diagnósticos más notorios en el DSM-V consiste en la extracción del trastorno obsesivo compulsivo de los Trastornos de ansiedad y la creación de un grupo nuevo de trastornos agrupados bajo el epígrafe de “TOC y trastornos relacionados”. Dentro del mismo, se han ubicado el propio TOC, el trastorno dismórfico corporal, la tricotilomanía, el trastorno por escoriación y el trastorno por acumulación.
El tratamiento conlleva la recopilación, exploración y análisis de toda información relevante referente a la sintomatología del TOC y sus implicaciones en el día a día del paciente. Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos, el TOC aparece asociado a estados anímicos decaídos, conflictos relacionales, ansiedad, estrés, etc. Estos problemas deben ser abordados desde una perspectiva integral ya que constituyen factores generadores y mantenedores de la propia sintomatología a tratar.
El proceso debe articularse y adecuarse a las particularidades de cada paciente y su momento vital; las técnicas con las que trabajamos provienen del enfoque cognitivo conductual y terapias cognitivas de tercera generación.
La orientación cognitivo conductual se muestra efectiva en pacientes con un patrón dominante de obsesiones reactivas y compulsiones o rituales observables. La principal técnica es la exposición con prevención de respuesta, en la cual se instruye al paciente a enfrentarse de manera progresiva y controlada al pensamiento o situación que teme, así como a evitar el comportamiento o el ritual que adopta para defenderse de ese temor.
La terapia cognitiva, y sus variantes llamadas de tercera generación (ej. mindfulness y terapia de aceptación y compromiso), son especialmente eficaces cuando la manifestación clínica preponderante está constituida por pensamientos autógenos. El objetivo pasa por cambiar la relación que tiene el paciente con sus pensamientos, disminuyendo la percepción de amenaza que estos suponen inicialmente y la respuesta emocional a los mismos. Las técnicas de defusión cognitiva son particularmente útiles en el proceso psicoterapéutico.
La limerencia constituye una forma de obsesión por el amor en la que se alimenta el vínculo afectivo bajo el onanismo del manido y perjudicial “el que la sigue la consigue”
La dermatilomanía, también denominada Trastorno por Excoriación (TE) o excoriación psicógena, se caracteriza por la recurrencia de conductas como rascar, frotar o rasguñar la piel, hasta el punto de ocasionar lesiones de diversa gravedad.
Los pensamientos intrusivos de orientación sexual pueden adquirir un patrón obsesivo, llegando a cuestionar si se es homosexual o lesbiana.
El TOC de amores o relacional, como tal, no tiene entidad diagnóstica, ni está reconocido por la comunidad clínica, ni por los principales manuales diagnósticos.
El Covid-19 está impactando con fuerza en nuestras vidas. La misma situación será experimentada de manera diferente por cada persona, de acuerdo a sus circunstancias, recursos y competencias. Para una persona con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), o incluso simplemente con un rasgo obsesivo exacerbado, la situación actual constituye un desafío mayor.
Todos y todas generamos ideas bizarras o absurdas. Aunque entendamos que son sólo pensamientos, nos produciría cierto pudor estos pensamientos con otros. Los pensamientos intrusivos son invitados no deseados y suelen presentar una temática catastrófica, agresiva, sexual o religiosa y tienden a provocar contrariedad, miedo, asco o estupor.
Para una generación de treintañeros y cuarentañeros (los cuarentones ya casi no existen), el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) tiene cara de Jack Nicholson en Mejor Imposible. Para la siguiente generación, la de los millennials, probablemente el TOC se parezca a Lena Dunham en Girls. Son retratos de trazo grueso que han puesto en el mapa al TOC que, a pesar de su prevalencia, es un gran desconocido para el gran público.