Elvira: ¡Hola nena! ¿Qué tal?
Pati: Genial, se acabó la abulia de la depresión posvacacional y flotando en el nuevo curro.
Elvira: Pues hecha un escombro, ¡vaya cuadro histriónico ayer! Liándola parda en un fiestón, y no conocía a nadie. Que no me gusta ser así.
Pati: Hija, yo te hacía más egosintónica…
Elvira: Mmm…, soy más de ron con cola. Ayer cayeron ocho o diez.
Pati: Ufff… ¿Amnesia otra vez?
Elvira: ¿Que vamos a Ibiza? ¡Bien!
Pati: Estás delirium tremens, ¿cómo fuiste si no conoces a nadie?
Elvira: Pues acompañando a Irene, que estaba marcándose un Clérembault con este locutor de Radio 3 que le gusta.
Pati: Eso es apoyar a una amiga.
Elvira: Amén.
Patricia y Elvira vuelven a ponerse al día en la cuarta entrega del manual para sobrevivir (con cara de enterarse de todo) a unas cañas con ínfulas psicológicas.
Abulia
La abulia (del griego clásico αβουλία, «no-voluntad») refiere un déficit de voluntad y falta de energía. La abulia está en un término medio en el espectro de los trastornos de la motivación disminuida, como la apatía, considerada más leve y el mutismo acinético, que es más grave que la abulia. Una persona con abulia, se siente incapaz de tener iniciativa para actuar o tomar decisiones de forma autónoma.
Entre psicólogos y psiquiatras generalmente se usa el término para referir los signos de diversos trastornos mentales. Ya sea como parte de un cuadro sintomático de una depresión mayor, o un trastorno distímico, o de la sintomatología negativa de la esquizofrenia.
Depresión posvacacional
El término depresión posvacacional forma parte del imaginario colectivo, pero no constituye un trastorno psicológico. De acuerdo a los artículos que inundan prensa y blogs al final del verano, el síndrome, también denominado a veces estrés o depresión posvacacional, incluye síntomas tales como un estado anímico decaído, ansiedad, dificultades de concentración, irritabilidad, apatía, fatiga, insomnio o alteraciones del apetito. Sin embargo, la comunidad científica no sustenta la existencia de una entidad diagnóstica que como tal pueda ser denominada síndrome posvacacional. El concepto refiere el malestar psicológico producto de la readaptación a la actividad laboral después de un período de desconexión. Por tanto, no es una enfermedad sino un proceso adaptativo que en ocasiones puede entrañar algunas dificultades.
Podríamos decir que el síndrome posvacacional es producto de una vuelta resignada a una vida en la que desarrollamos una actividad laboral obligatoria, ingrata o sacrificada. Esta percepción negativa se agrava cuando el entorno de trabajo es hostil, se sufre a un/a jefe/a incompetente o se tienen unas condiciones que consideramos injustas. Aquellos que piensan que su trabajo es algo elegido, interesante y gratificante rara vez se mostrarán deprimidos al incorporarse tras las vacaciones.
Trastorno Histriónico de la Personalidad
El Trastorno Histriónico de la Personalidad (THP) se caracteriza por una emotividad variable y una búsqueda constante de atención y aprobación externa, sustentadas ambas en una baja autoestima y escasa autonomía afectiva. El THP comienza a manifestarse en la adolescencia o inicio de la edad adulta y se estima que afecta a entorno un 2% de la población. Buscan la aprobación externa, y desean destacar a toda costa en su grupo de iguales. Son personas extrovertidas, locuaces y dicharacheras y su estilo de comunicación es manierista y exagerado. A menudo, la fragilidad de su identidad es engalanada con un relato repleto de vivencias interesantes a los ojos de su interlocutor. Se preocupan por su atractivo físico, que muchas veces es sexualizado de una forma llamativa, y pueden resultar tanto magnéticas y atractivas para unos, como estrafalarias o extravagantes para otros.
Egosintónico
Egosintónico es un término psicológico utilizado para referir comportamientos, actitudes, pensamientos, rasgos o síntomas que armonizan con las propias necesidades del yo y son coherentes con el ideal de autoimagen. Egodistónico, por el contrario, refiere aquellos que entran en conflicto con uno mismo.
Hay trastornos y configuraciones anómalas de la personalidad egosintónicas y personalidades egodistónicas. Un trastorno es egosintónico cuando quien lo padece, a pesar de todo, está conforme o incluso encantado consigo mismo. De esta forma, aparecen dificultades manifiestas para aceptar que padecen un trastorno. Los problemas que surgen en el ámbito afectivo, social o laboral, tienden a ser atribuidos a los otros o a la mala suerte, y suelen ser bastante reticentes a los procesos psicoterapéuticos. Las personas con trastornos egodistónicos, por el contrario, acostumbran a aceptar que tienen un problema y generalmente tienen una actitud más proactiva hacia el proceso terapéutico. No deben ser entendidas como categorías absolutas, en la psique los grises abundan y un mismo paciente puede evolucionar situándose más próximo o distante a uno de estos polos.
Amnesia
La amnesia (del griego ἀμνησία amnesia, olvido) es la pérdida parcial o completa de la memoria, resultante en la incapacidad de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad.
La amnesia de tipo anterógrada o de fijación, retratada por Christopher Nolan en Memento (2000), consiste en que la nueva información no es almacenada en la memoria a largo plazo. Es posible procesar información nueva y trabajar con ella durante un lapso de tiempo, pero dicha información no se retiene y se esfuma ante un cambio de escenario.
La amnesia de tipo retrógrada o de evocación, aquella que padece el protagonista de El caso Bourne (2002), consiste en lo que entendemos por una pérdida de memoria. En este caso, las personas no son capaces de recuperar la información almacenada anteriormente al momento en el que aparece el trastorno.
Delirium tremens
Se trata de un tipo de psicosis tóxica asociada al síndrome de privación del alcoholismo crónico que se caracteriza por alucinaciones, temblores y agitación.
A pesar de que el impacto de la ingesta sostenida de alcohol en los neurotransmisores no es muy conocido, se cree que la retirada brusca del consumo desataría una tempestad que daría lugar al delirium tremens por el desequilibrio sostenido de los neurotransmisores implicados.
A diferencia del síndrome de abstinencia asociado a opiáceos, el delirium tremens es potencialmente mortal cuando no hay acceso a tratamiento médico.
Síndrome de Clérambault
El síndrome de Clérambault fue descrito por primera vez en 1921 por el psiquiatra francés Gäetan Gatian de Clérambault y consiste en un delirio cuya temática se centra en la existencia de una persona amada (hombre o mujer). Es decir, el sujeto se obsesiona y elabora una historia de amor sin elementos reales, incluso sin que exista una relación personal con el objeto de deseo.
El sujeto presenta una preocupación excesiva, repetitiva y persistente por la persona amada (que acaba por no dejar espacio para otros intereses en su vida), y que frecuentemente acaba derivando en persecución o acoso.
Por lo general, la persona amada pertenece a un estatus social superior al paciente, ya sea en su entorno inmediato o en un ámbito inasequible. Es frecuente que se elija a famosos, como actores, músicos o intelectuales. Un aspecto particular se refiere a cómo muchas veces el paciente explica la correspondencia de la persona objeto de deseo. La supuesta forma de comunicación se produce a través de pequeños gestos privados, que el paciente reconoce e identifica como dirigidos exclusivamente a él o ella.
David Martín Escudero